EUROPA
PRESS
8 noviembre
2021
Las
mujeres se sienten más señaladas por su grasa abdominal que los hombres,
independientemente del peso corporal
Las mujeres son más propensas que los
hombres sentirse estigmatizadas por la grasa abdominal, independientemente de
su índice de masa corporal o peso, según una investigación preliminar que se
presentará en las Sesiones Científicas de la Asociación Estadounidense del
Corazón en 2021, que se celebra la próxima semana. El estudio también informa
que el estigma de peso internalizado entre las mujeres puede estar relacionado
con un aumento de peso adicional.
"Algunas personas que luchan por controlar su peso
pueden devaluarse a sí mismas en base a mensajes externos de la sociedad que
les dicen que son poco atractivos, autoindulgentes o de voluntad débil porque
pesan más. "Cuando estos mensajes 'anti-grasas'
se internalizan, las personas a menudo sienten vergüenza, lo que a su vez,
puede hacerlas vulnerables al aumento de peso", ha señalado la autora
principal del estudio, Natalie Keirns, MS, candidata
a doctorado en psicología clínica en la Universidad Estatal de Oklahoma en
Stillwater, Oklahoma.
El estudio evaluó la conexión entre la grasa abdominal o
visceral y la autodevaluación relacionada con el peso
de los participantes. La adiposidad visceral es grasa dentro del cuerpo que
envuelve los órganos abdominales cerca del centro del cuerpo. "Sabemos que
el estrés puede conducir a un aumento de peso y, específicamente, a un aumento
de la grasa visceral. La adiposidad visceral es el tipo de grasa que está más
estrechamente relacionado con el riesgo de ECV. La vergüenza, específicamente
como emoción, está relacionada con la respuesta humana al estrés. Cuando
sentimos vergüenza, aumenta nuestra producción de cortisol, lo que puede
provocar la acumulación de grasa visceral", ha añadido la investigadora
Para este estudio, Keirns y sus
colegas investigaron si el estigma del peso internalizado está relacionado con
niveles más altos de grasa visceral. El estudio incluyó a 70 participantes, de
22 a 39 años, con un índice de masa corporal (IMC) promedio de 29 y un promedio
de 33% de grasa corporal total. El estigma del peso internalizado se midió
mediante un cuestionario autoinformado de 11 ítems
llamado Weight-Bias Internalized
Scale-Modified (WBIS-M).
Los puntajes en el cuestionario varían de uno a siete, con siete representando
el nivel más alto de internalización de sesgo de peso y uno representando el
menor.
Asimismo, se utilizó la exploración por absorciometría de
rayos X de energía dual (DEXA) para medir la grasa corporal visceral y total.
Las exploraciones DEXA son un tipo de exploración de cuerpo completo que
utiliza imágenes espectrales para medir la densidad ósea y la composición
corporal, incluida la grasa corporal y los músculos. En el análisis se
incluyeron el porcentaje de grasa corporal total, la raza y el origen étnico,
el sexo y la edad.
"Aunque los hombres por lo general, en promedio, tenían
más de esta grasa dañina que las mujeres, no vimos la misma relación con el
estigma social y psicológico. Para las mujeres, la forma en que vemos nuestros
cuerpos y la forma en que otros ven y juzgan nuestros cuerpos parece tener
efectos negativos", añade la investigadora.
Según los investigadores, este es el primer estudio que
sugiere que las mujeres con niveles más altos de internalización del sesgo de
peso tienen más probabilidades de acumular más grasa visceral. "Entre los
profesionales de la salud, debemos ser más conscientes de nuestras suposiciones
y de cómo el sesgo de peso puede afectar negativamente a nuestros pacientes. Cambiar
la conversación de la pérdida de peso a la mejora de la salud puede ser una
forma sencilla de cambiar estas conversaciones para eliminar lo que equivale a
sesgos y juicios hacia los pacientes de mayor peso", ha añadido.
Este estudio destaca el importante desafío del estigma del
peso, que es una barrera importante para abordar con éxito la obesidad. Los
médicos deben ser conscientes de que el estigma del peso conduce a más estrés,
niveles más altos de cortisol, una mayor probabilidad de comportamientos poco
saludables, una menor probabilidad de buscar atención y, en general, contribuye
a un mayor aumento de peso y peores resultados.
Además, es importante tener en cuenta que los entornos
clínicos a menudo perpetúan una cantidad significativa de estigma de peso.
"Hay muchos prejuicios contra el peso en las comunicaciones y en el tipo
de atención que reciben los pacientes en los entornos clínicos",ha añadido la experta voluntaria de la American Heart Association, Chiadi Ericson Ndumele, profesor adjunto de cardiología Robert E. Meyerhoff, Clinical Connection en el departamento de medicina de la Facultad de
Medicina de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore.